Julio Mariñez Rosario
En medio de la crisis financiera mundial, el estado de recesión económica que se anuncia en Estados Unidos y en otras regiones del mundo desarrollado, el freno de la economía China con las impredecibles consecuencias que en el orden social interno y sus implicaciones en la sociopolítica mundial; el intento de pasar por contrabando la reforma constitucional sin convocar a la sociedad, instituyendo el democrático mecanismo de la asamblea constituyente, los conflictos internos en los sectores que apoyan al gobierno, la imprevisión frente a la real amenaza de dificultad en materia económica por la manera alegre con que se manejan los fondos públicos, las repercusiones en materia social que el gobierno no está en capacidad ni de preveer ni de enfrentar y otras muchas realidades que nos agobian en nuestra media isla llena de contradicciones; poco nos ocupamos de un juego geopolítico que nos afecta de manera directa.
El ciudadano tiene demasiados problemas para atender tanta información. Pero los políticos no. Esa es nuestra función, es el rol que escogimos y lo menos que debemos es intentar hacerlo bien.
El conflicto entre Rusia y Georgia agrió aún más las deterioradas relaciones entre Washington y Moscú. Estados Unidos han desplegado fuerzas navales extraordinarias en el mar Negro y ello trajo como contrapartida un movimiento ruso en Latinoamérica. Pero ese movimiento va más allá de la simple presencia de dos aviones bombarderos TU-160 de altísima tecnología capaz de volar a través del globo terrestre y descargar su mortífera carga atómica o del súperbarco Pedro El Grande o las adquisiciones venezolanas de 100,000 fusiles Kalashnikov AK-103, 53 helicópteros y 24 aviones Sukhoi de factura rusa, por un monto cercano a los 4,400 millones de dólares, a lo que se agrega ahora un lote de tanques rusos tipo T72 y "tanques de reconocimiento" para reemplazar algunos de los equipos obsoletos que tienen los militares venezolanos. Va más allá el tema.
Ha llegado a esta parte del mundo un personaje conocido con el nombre de Nicolai Patruschev, general del ejército y secretario del Consejo de Seguridad del Kremlin. Pero ¿quién es en realidad? Patruschev es un abogado y militar quien pasó la mitad de su vida como agente secreto de la KGB y luego a la orden del Servicio Federal de Seguridad (heredero de la KGB), fue su director y ahora transita por el Caribe y Latinoamérica gracias a las relaciones ruso venezolanas.
Según los reportes de prensa, Patruschev desde agosto de este año ha estado en La Habana, ha realizado giras que lo ha llevado a conversar con los altos dignatarios de Ecuador, Argentina y Venezuela. Se ha iniciado una relación diplomática directa, con la apertura de la embajada de Rusia en el Paraguay.
Bien dice el vocero de la cancillería rusa, Alexei Sazonov: "Regresamos a América Latina y regresamos para siempre".
El hecho de que los rusos muestren interés por América Latina y el Caribe es entendible, claro, siempre y cuando sea en función de paz y progreso para nuestros pueblos, pero jamás meternos en un maligno juego geopolítico de la mal recordada guerra fría, en el cual, algunos dirigentes, frente al drama social de la región, hicieron el papel de tontos útiles, exportando su materia prima, dejando en el tiempo, sus comunidades con los recursos naturales agotados y sumidas en la pobreza.
¿Cómo incidirá en el escenario mundial, la presencia del nuevo presidente de Estados Unidos, Barack Obama, en los planes y perspectivas de la otrora poderosa URSS, venida a nenos como la Rusia actual? ¿Se validará la doctrina Monroe? "América para los americanos" ¿O se retomará desde la Unión de Repúblicas Socialistas Sovéticas, la perestroica-glasnost (reforma y transparencia), para la Rusia de Vladimir Putin y su pupilo Dmitri Medvédev? ¿Podría resurgir, con una nueva modalidad, la Guerra Fría, que tanto atrasó a los pueblos subdesarrollados del mundo, por más de medio siglo?
¿Resurgirían como fantasmas: Iván El Terrible y Juan Vicente Gómez en función de caudillos de opereta? ¿O todo será el preludio de un nuevo tejido social, que facilitaría la llegada del verdadero Socialismo Democrático y la solidaridad Internacional, para Latinoamérica y el Caribe?
¡Ojalá que así sea!
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