El Joven Miguel Abraham Olivero, estudiante de Publicidad, narra cómo fue herido por una patrulla policial cerca de su vivienda. |
SANTO DOMINGO.- Se recupera en el hospital Darío Contreras, un joven de 23 años, hijo de un funcionario de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), herido de un balazo en una pierna por una patrulla policial, que sin mediar palabras lo obligó a subirse en una motocicleta, mientras compartía con un grupo de personas en el parque de Invivienda próximo a su casa.
El joven Miguel Abraham Olivero, estudiante de publicidad e hijo del coordinador General de los Centros Universitarios Regionales de la UASD, Juan Tomás Olivero, narró a Listín Diario los momentos angustiantes que vivió, ya que mientras trataba de explicarle a los policías que lo llevaban que era estudiante, éstos le respondían con golpes en la cabeza y le decían que era un delincuente, llevándolo a un lugar apartado y dándole un disparo en la pierna antes de llevarlo al cuartel policial.
Su padre aseguró que su hijo no fue asesinado por los policías debido a su rápida intervención con las autoridades superiores de la Policía Nacional a través del rector de la UASD, y advirtió que instrumentará un proceso judicial contra la patrulla responsable del hecho y el destacamento, a quienes solicitará que se le practiquen pruebas antidoping y estudios de conducta. Pidió a la sociedad dominicana intervenir ante esos hechos.
En su lecho del hospital, el joven, quien fue intervenido quirúrgicamente, explicó que estaba en el parque con muchas personas, entre ellos niños jugando, y en ese momento él se paró de la acera donde estaba sentado, entonces el policía que iba detrás en la motocicleta sacó la pistola y fue a agarrarlo.
Agregó que las personas que estaban en el lugar trataron de intervenir y el apuntó al grupo y lo montaron en el medio de los dos y empezaron a decirle que él era un delincuente que estaba atracando.
“Yo le dije que no robo, que soy un estudiante y entonces una calle antes de llegar al destacamento se entraron a un montecito y estaban tirando por la radio, entonces uno le dijo al otro vamos a darle un tiro, y el que estaba manejando el motor me dio el tiro”.
Dijo que en ese momento calló al suelo y empezó a vocear, pero nadie le escuchaba porque era un lugar solitario. “Me volvieron a montar al motor, me llevaron al destacamento y me tiraron en los escalones, y siguieron diciendo que era un delincuente, y dijeron que tenían una testigo, y un mayor dijo tu lo que tienes es que matarlo”.
Agregó que le habían quitado uno de los dos celulares que tenía, y que salieron del destacamento y el de atrás sacó la pistola y en ese momento le sonó el otro celular, era un amiguito de él y pudo decirle que le avisara a su papá porque le habían dado un tiro y le iban a dar otro, lo que motivó que uno de los policía tuviera miedo y entonces lo llevaron al hospital.
Dijo que es la experiencia más difícil que ha vivido, porque creía que lo iban a matar.
A su vez, Olivero aseguró que esa misma patrulla ha cometido tres hechos similares en el sector Invivienda. Dijo que su hijo nunca se había visto envuelto en incidentes de esa naturaleza. “Donde ellos estaban lo que separa es un edificio de donde nosotros vivimos, entonces lo de la Policía es ya insoportable, esto le pasó a él, que nosotros pudimos mover mecanismos de poder, pero si eso le pasa a otros de los muchachos, estuviera muerto”.
“Voy a instrumentar un proceso contra esa patrulla, contra el mayor y contra el destacamento y estoy pidiendo al jefe de la Policía que se le practique un antidoping porque o están drogados o están locos o son criminales por conducta”, dijo el padre de la víctima.
Pidió a los medios de comunicación, al cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez, y a la sociedad civil que abran los ojos frente a lo que está pasando en la Policía.
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