sábado, 28 de febrero de 2009

LA MORALIDAD MORADA SE VA DE PARRANDA

Gobiernos del PLD se rinden y se asocian a la corrupción administrativa

Distrito Nacional | viernes, 27 de febrero 2009

Cuando el joven político Leonel Fernández, inspirado quizás en lo que hoy deben resultarle lejanos sueños redentores, sentenció que “la corrupción le cuesta cada año 30 mil millones de pesos al pueblo dominicano”, posiblemente jamás nadie pensó que  tres gobiernos presididos por él, que han manejado más de un millón de millones de pesos de un país con tanta pobreza,  llevarían al Partido de la Liberación Dominicana a convertirse en parte esencial del sistema de depredación de los fondos públicos.
En aquella ocasión Fernández no se limitaría a denunciar la perniciosa práctica que tanto contribuye a la miseria y el atraso del pueblo dominicano sino que probablemente para levantar cortinas de humo que disimularan lo que hoy se evidencia como todo un plan de acumulación de riquezas de una parte de la alta dirección del  PLD, llegó incluso a ensayar algunas medidas formales anticorrupción.
Ya inmerso en la carrera que lo llevaría a recibir en 1996 el mando de Joaquín Balaguer, Fernández hizo campaña electoral jurando que en un gobierno presidido por él cumpliría la Convención Interamericana Contra la Corrupción de la OEA sobre la “inversión del fardo de la prueba”, para que en vez de ser los acusadores los responsables de demostrar que los bienes oscuramente adquiridos tienen una procedencia ilegítima, sea el corrupto quien demuestre el origen legal de sus bienes.
Juramentado como Presidente de la República el 16 de agosto de 1996, antes de cumplir el primer año de mandato, específicamente el 24 de julio del año 1997, el doctor Leonel Fernández creó mediante decreto 322-97 el Departamento de Prevención de la Corrupción, DEPRECO.
Los hechos y los resultados, sin embargo, vendrían a demostrar que esa iniciativa, como otras que le sucederían  serían apenas señales de humo del PLD en la dirección de poner fin a la depredación de los bienes públicos, ya que el primer encargado del DEPRECO, Justo Pedro Castellanos, terminaría renunciando convencido de la ineficacia de sus funciones.


PEME desflora al peledeísmo

El famoso expediente de corrupción conocido como PEME, de esa primera administración del PLD, desfloró ante el país la imagen de honestidad del partido al que, con paciencia de orfebre, Juan Bosch dedicó sus últimas energías de patriota.
Aunque el presidente Fernández quiso tapar el escándalo con el eufemismo de “o pegas o pagas”, en alusión al reparto del dinero de los contribuyentes para supuestamente aplacar la delincuencia, fue obvio el manejo non santo de más de mil 300 millones de pesos, expediente que sería finalmente sacado de curso judicial el Ministerio Público en este tercer mandato del PLD.
Tras 4 años fuera del poder, en el año 2004 los morados retornan al manejo del presupuesto nacional. Empieza a romperse el hermetismo del partido de cuadros impolutos, y se van multiplicando las denuncias de corrupción, mientras peledeístas de la dirigencia media, excluidos del festín de los fondos públicos, no ocultan su descontento y rezongan ante cualquiera que los quiera oir que “ya en este partido la gente sólo se mueve cuando está su dinero de por medio”.
Consciente de que la imagen de honestidad del PLD se encontraba ya bastante desdibujada, el discurso de toma de posesión del presidente Leonel Fernández fue una pieza que para contrastar las diferencias entre lo que puede llegar a prometer un mandatario y luego hacer, bien pudiera entrar en el libro Guinness de récords, al menos en el apartado de contradicciones de los presidentes del mundo sobre transparencia y honestidad.
En ese discurso, el jefe del PLD y presidente de todos los dominicanos, dijo:  “La democracia se fundamenta en la rendición de cuentas. Aquel que no tenga las suyas claras, sea del sector público o del privado, que sepa, desde ahora, que la justicia no será objeto de obstrucción ni de manipulación alguna por parte del Poder Ejecutivo para que actúe conforme a como indican nuestros códigos y nuestras leyes”.
Pero a lo largo del cuatrienio 2004-2008 trascendieron al gran público algunos de los múltiples escándalos de acciones dolosas en el gobierno del PLD, sobre la mayoría de las cuales se montaban zafarranchos de persecución judicial que no sobrepasaban las declaraciones de falsa reprobación y los ya acostumbrados amagos del DEPRECO.
En el año 2007 el ingeniero Teódulo Mercedes publicó un documento que como forma de hacerlo de conocimiento público fue registrado en Google (puede ser leído en nuestra carpeta de Descargas bajo el nombre Rosario de Escándalos en los gobiernos de Leonel), en el que se enumeraban más de 30 casos de irregularidades, tramitados algunos al DEPRECO sin consecuencia alguna.
Entre las instituciones del Estado en las que hasta ese momento se habían denunciado escándalos y/o tramitado acciones judiciales que tampoco llegaron a lugar alguno estaban la Secretaría de Trabajo, la Oficina Nacional de Administración de Personal, el Consejo de Desarrollo Fronterizo, CORDE, la Autoridad Portuaria, y la terminación y amueblamiento del nuevo edificio de la Suprema Corte de Justicia y la Procuraduría General de la República.
Mercedes cita además escándalos en la OPTIC, Migración, Sun Land Group, para equipar a la Policía Nacional, con valor de US$132 y con la Empresa Nacional de Desarrollo (ENADE), a la que se pasó de manera graciosa la administración de los bienes que por ley corresponde a Bienes Nacionales, y el escándalo del Portal Electrónico de la Presidencia, que conllevó a la renuncia de Gustavo Montalvo, fundador del PLD, debido a la falta de transparencia con que fuera manejado un concurso para la adquisición de equipos..
También el famoso proyecto de la Isla Artificial, en el que un funcionario del Palacio fue acusado de falsificar la firma del consultor jurídico del Poder Ejecutivo, así como el escándalo de la Secretaría Finanzas (hoy de Hacienda), en su departamento de Pensiones y Jubilaciones, en la que ingresaron muertos en la nómina de pensionados con estafas al erario por decenas de millones de pesos, venta irregular de varias turbinas de aviones de la Fuerza Aérea Dominicana, pérdida de un ventilador del hospital regional Cabral y Báez, único en el país cuyo costo llega a los 60 mil de dólares, compra sobrevaluada de varios aviones marca Tucanos, y el vergonzoso contrato de arrendamiento del hotel Montaña, de Jarabacoa.
Y, el escándalo de escándalos, el caso del oscuro empréstito contraído por el gobierno dominicano a través de la empresa Sun Land, por el que la Suprema Corte de Justicia sentenció que el presidente Leonel Fernández violó la Constitución, en un fallo trespatinesco que al mismo tiempo lo absolvió del desconocimiento a la Ley de Leyes.

El Presidente se desnuda y cambia las sábanas

Erosionada ya la imagen de honestidad que llevó a un encumbrado dirigente del partido de gobierno a afirmar que los dominicanos se clasificaban “entre corruptos y peledeístas”, el presidente Fernández opta por cambiarle el nombre a su fallido órgano de control, o previsión o persecución, etc., etc., etc. de la corrupción, y sustituye al desacreditado DEPRECO, creado por el decreto 322-97, por la Dirección Nacional de Prevención de la Corrupción Administrativa (DPCA), basada en el decreto No. 327-07.
Pero ya entrado en los delirios de perpetuidad en el poder que dan rienda suelta a toda inhibición frente a las leyes de Dios y de los hombres, Leonel Fernández se lanza a un tercer mandato, y el gobierno del PLD demuestra su coherencia con el origen de la alianza que lo llevó al poder en 1996, bendecido por un presidente Joaquín Balaguer que consagró la impunidad frente al saqueo de los fondos públicos bajo el criterio de que la corrupción se detenía ante las puerta de su despacho, y reconoció públicamente que sus gobiernos habían “hecho” 300 nuevos millonarios.
Entre nóminas ocultas, nominillas, transfuguismo y compra de partidos enteros o por pedazos, manejo de miles de millones de pesos en propaganda si ningún control ni transparencia, el gobierno del PLD compró las elecciones pasadas elevando el gasto en más de 55 mil millones de pesos, impactando dramáticamente el déficit público y dejando a la economía en extrema vulnerabilidad frente a los efectos de la crisis financiera internacional y la recesión global.
Lo mucho hasta Dios lo ve, suele decirse en buen cristiano. Y hasta la delegación de la Organización de Estados Americanos que vino a observar las pasadas elecciones, que en su informe final divulgado en estos días en el país ha recomendado que República Dominicana haga reformas para eliminar o controlar el uso abusivo de los recursos del Estado en los procesos electorales.
Ya nadie que no sea peledeísta o socio comercial de alguno de sus dirigentes pone en duda la asimilación del PLD a la depredación de los bienes públicos. En su moderado mensaje con motivo del Día de la Independencia, la Conferencia del Episcopado no puede dejar de advertir  que “No hemos logrado todavía erradicar el cáncer de la corrupción administrativa”, mientras deplora que durante la presente administración se mantenga el irrespeto a la Constitución y las leyes.
Otro serio cuestionamiento a la corrupción peledeísta, proveniente del mundo no partidista, es la del director del semanario Clave, quien en su columna Del Director advierte el pasado jueves (26-02-09) que “En la administración pública, independientemente a la Ley de Acceso a la Información, hay un relajo que no se detiene con los fondos del Estado. Agrego: “La malversación, el uso discrecional y abusivo del dinero público y la violación de las leyes de transparencia sólo son posibles cuando el Poder Ejecutivo no ha enviado un mensaje claro, definitivo, de que debe protegerse hasta el último centavo del presupuesto nacional”.
Los propios peledeístas reconocen ya que buena parte de su gobierno es corrupto. Euclides Gutiérrez Félix, con su estilo ríspido y desembozado lo dice con toda franqueza: “Sí, hay corrupción, hay mucha corrupción en el gobierno”, le admitió en entrevista al periodista Gustavo Olivo. En un momento de la pasada campaña electoral en que apremió sobre la necesidad de retener el poder, Euclides diría que si ganaba la oposición muchos peledeístas caerían presos, hasta el presidente Fernández.
Al parecer ya el PLD no trata ni siquiera de disimular su asimilación a la corrupción. La Dirección de Prevención de Control de la Corrupción Administrativa se encuentra acéfala, sin director, porque a su último titular Octavio Lister, después de trascender que renunciaría por el fracaso de su organismo para cumplir sus funciones, lo visaron con una embajada en Guatemala, mientras en materia de falta de transparencia y corrupción el país sigue en guatepeor.

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