martes, 14 de septiembre de 2010

¿Simpatías de Hipólito versus organización de Vargas en NY?

Orlando Gil
orlandogil@codetel.net.do

Hipólito Mejía políticamente hablando-- se metió a los dominicanos de Nueva York en un bolsillo el pasado fin de semana. La gira por Estados Unidos (en general) fue buena, pero como Nueva York es Nueva York, los flujos y las simpatías fueron más notorios en la llamada Urbe.

Puede considerarse que su reciente visita constituyó un verdadero fenómeno de calle, pues la reacción de la gente era casi apoteósica. El “Llegó Papá” tiene su propia música y contagia como todo slogan repentista. Hasta “los independientes”, que todavía en el 2008 lo maldecían, fueron arrastrados por esa corriente de espontaneidad. Incluso, en New Jersey fue coronado como una especie de Rey Momo con sombrero de ala ancha al participar en el desfile de dominicanos del pasado domingo.

Mejía ni se tenía ni se contenía ante ese afán de las muchachas por sacarse fotos con él. Ni que fuera Anthony Romeo, el de Aventura. En ese sentido, hay que ver el aspecto mediático, pues los políticos dominicanos provocan, pero nunca arrebatan, como los norteamericanos, que a veces se igualan a las estrellas de rock...

El partido
Hablo de fenómeno de calle, e incluso mediático, pero no partidario, que es el aspecto políticamente importante y utilitario. Hipólito Mejía impactó entre los dominicanos de Nueva York, pero lo hizo con aires de fiesta, de choteo, de gente que se la goza hoy, y también mañana. ¿Puede decirse que Mejía es una fuerza política real en la Urbe? La verdad que no. Incluso, eso pudo verse en el encuentro celebrado en la Seccional, cuyo local estuvo repleto como en pocas ocasiones.

La concurrencia fue desbordada, pero no por compañeros conocidos, sino por otros que hacía mucho tiempo que no se les veía y que andaban (más bien) curioseando. Es decir, perredeístas que se dieron de baja, que no están activos, y por tanto, no pueden influir ni decidir en los procesos. Las convenciones, por ejemplo. Los perredeístas de allá, al igual que los de aquí, saben que las simpatías no son suficientes, que hay que tener estructuras en que la gente se organice y pueda expresarse políticamente. Nueva York fue escenario el pasado fin de semana de ambas circunstancias: adhesiones y resultados...

Convención
El PRD realizó el pasado domingo la convención ordinaria que no pudo llevar a cabo el 27 de septiembre del año pasado, cuando las necedades de unos y otros dio al traste con el escrutinio. Ahora se hizo de manera ejemplar, y nunca los perredeístas mostraron mayor madurez y apego a la institucionalidad. Si lo que sucedió en Nueva York pudiera trasplantarse a suelo dominicano, o hacerse costumbre en la Urbe y todo Estados Unidos, en ese partido dejaran de “sonar las viejas campanas”.

Todavía hay dirigentes pellizcándose, pues creen estar soñando. Por primera vez en la historia del PRD se celebró una convención en que no hubo denuncias, ni pataleos, ni peleas, ni siquiera discusiones. Hubo reglas claras, todos los candidatos las aceptaron y después se sometieron al veredicto de las urnas. Aunque ñcomo siempreñ hay un sin embargo.

La consulta fue hecha entre seguidores de Miguel Vargas Maldonado, de manera que la cosa quedó en familia. Aun cuando se alega que no, que hubo aspirantes identificados con Luis Abinader y apoyados por la corriente de Mejía...

Lecciones
La cuestión queda clara. El Hipólito Mejía que fue un fenómeno de calle el pasado fin de semana en Nueva York, no influyó ni decidió en uno de los eventos más importantes celebrados en la Urbe en los últimos años. Su presencia debió haber contagiado y entusiasmado a los perredeístas que no comparten la línea política de Miguel Vargas y adversan su dirección. ¿Qué sentido tiene el cariño de la gente si no se puede usar ni aprovechar políticamente? Los dos bandos tienen lecciones que aprender: ¿Por qué uno tiene simpatías y el otro organización?...

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