martes, 11 de septiembre de 2007

El PRD busca minar bases del Gobierno

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La ofensiva del PRD a las políticas del gobierno ha involucrado al brazo de militares retirados que acompañaron al presidente Mejía de 2000 a 2004. Aparecieron con la advertencia de que enfrentarían un supuesto fraude electoral en el 2008


Por
Osvaldo Santana / El Caribe, Matutino Dominicano


Los analistas de la política vernácula no encuentran cómo registrar las acciones del Partido Revolucionario Dominicano (PRD) frente al Gobierno, después que ha desencadenado un discurso confrontador que ataca la moral de los funcionarios públicos y apunta incluso hacia la cabeza del mismo presidente de la República.

Todo el PRD, su presidente, su candidato presidencial, y la maquinaria propagandística, parecen con la divisa puesta en socavar las bases políticas del gobierno del Partido de la Liberación Dominicana (PLD).

Pero ¿qué lleva al partido blanco a adoptar esa conducta, a ocho meses de las elecciones? Esa debe ser la pregunta del millón, pero sin duda alguna que debe estar asociada a los últimos resultados de investigación del mercado electoral, que reflejan un fuerte, aunque disminuido posicionamiento del presidente de la República.

Pero quizás la razón más eficiente no sea esa, sino el convencimiento de que llegará el 2008, sin que se produzcan grandes eventos sociales o económicos que modifiquen la situación de estabilidad de la economía, pese a las quejas de amplios sectores de la población que creen que “la cosa está mala”.

Al día de ayer, el Banco Central emitió su última medición del Índice de Precios al Consumidor, según la cual en los primeros ocho meses de este año la inflación acumulada fue de apenas 3.98% . Para el período agosto 2006-2007, la inflación anualizada fue de apenas 4.36 por ciento.

Y arriba de eso, el gobierno se solaza en otros informes económicos favorables: El Fondo Monetario Internacional (FMI) aprobó un desembolso de 118.3 millones de dólares, tras concluir la séptima revisión de su acuerdo contingente (stand-by). Murilo Portugal, sub-director gerente del organismo hizo el siguiente comentario: “Las políticas prudentes en un ambiente externo generalmente favorable han restablecido la confianza y han tenido como resultado un mayor crecimiento, una inflación de un solo dígito, una disminución del endeudamiento público y una posición externa robusta.” El resultado ha sido posible, dijo, pese a los altos precios del petróleo.

En enero termina el acuerdo con el FMI, cuando arrancará de lleno la campaña electoral.

En este momento, a menos de cuatro meses de la parranda navideña, cuando factores sicológicos impactan muchas percepciones nativas, redefinir algunos elementos dominantes en la psique social criolla podría ser considerado decisivo para los estrategas de la política.

La línea de ataque del PRD, su candidato Miguel Vargas Maldonado, su presidente Ramón Alburquerque y todo su equipo, podría tener sentido, en la medida en que –al margen de las percepciones populares de que “la cosa está mala”- los factores objetivos para medir el desempeño del gobierno en materia macroeconómica y de estabilidad de precios pudieran ser imbatibles.

Ataque al cuello. En esa perspectiva el PRD parece decidirse por promover el descrédito del Gobierno e incluso del propio presidente de la República.

Las denuncias de que el presidente Leonel Fernández recibió favores cuantiosos del acusado presidente del Baninter; las denuncias sobre los sueldos de los funcionarios públicos, encabezados por el gobernador del Banco Central, las quejas ante la Organización de Estados Americanos (OEA), de que el gobierno está gastando los recursos públicos para arrasar a los opositores.

El expediente que se prepara para denunciar al Presidente ante la Unión Europea, el Centro Carter y los órganos de la Internacional Socialista, obedecerían a la estrategia de socavar la imagen del gobierno como administrador de la cosa pública.

Denuncias y riesgos

Pero el plan de denuncias del PRD tiene un alto riesgo, y es que precipita una campaña electoral cuando la población, quizás todavía no está en política.

Otro factor en esa dirección es que el discurso en desarrollo, a veces rudo o marcadamente tremendista, puede colocarse por encima de la realidad y no caer en terreno fértil para una buena cosecha electoral.

Podría incluso resultar chocante para los espectadores que son la mayoría. Y al mismo tiempo, adoptar una línea congresual de rechazarlo todo, sólo porque provenga del Gobierno, puede oler a obstrucción, y eso no es bueno para ninguna fuerza política con vocación de poder.

Prometer una reducción impositiva, el fin del desempleo o un paquete de políticas públicas poco creíbles sobre precios, puede generar dudas de la seriedad de las propuestas de campaña.

Y peor aún, centrar la campaña en la calidad del origen de las fortunas de los concurrentes al certamen, insistir tan tempranamente en la descalificación moral, puede tener implicaciones que nadie sabe hasta dónde conducirían.


Osvaldo Santana es Director de la cadena El Caribe CDN

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