Listín Diario, Matutino Dominicano
Juany Uribe
El día 10 del próximo mes se cumplirán 10 años del fallecimiento de José Francisco Peña Gómez. En la plenitud de la vida estaba Peña cuando la Parca decidió llevárselo: 61 años.
Una década ha transcurrido desde la partida del mayor líder de masas de los últimos años; el de mayor poder de convocatoria, el que con voz potente instó al pueblo aquel 24 de abril de 1965 a lanzarse a las calles para reclamar con las armas el retorno a la constitucionalidad arrebatada a Juan Bosch el 25 de septiembre de 1963.
Dos lustros casi han pasado desde que Peña inició el descanso eterno, dejando atrás las maledicencias, zancadillas y calumnias de sus adversarios, envidiosos de que él ñcon su negritud- estuviera en la cumbre de cimas que ellos jamás podrán escalar.
Tanto se le quiso detractar que inclusive, cuando el perredeísmo decidió celebrar misas por su salud, algunas puertas de templos trataron de ser cerradas.
Y como la Iglesia es la Casa de Dios y por tanto la casa de todos nosotros, esta columna propone al PRD y a todos los que se sientan peñagomistas de corazón que para el sábado 10 de mayo próximo propicie en el territorio nacional, la realización de misas en todas las iglesias y horas santas donde no las haya, a fin de que cualquier dominicano que así lo desee tenga la oportunidad de elevar una plegaria por quien sacrificó su legítimo triunfo por la paz del país y exhaló el último suspiro perdonando a quienes nunca supieron ni sabrán el significado y el valor de esa palabra
Hoy, Peña es, aunque algunos no quieran reconocerlo, patrimonio de la patria, aunque la vida se le haya ido militando en ese PRD, al que amó más que su propia existencia.
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