domingo, 3 de febrero de 2008

Grecia Antigua/Mejor sistema imperfecto

Mucha gente piensa que la democracia se vivió en toda Grecia, y no es cierto, su presencia se desarrolló en Atenas por el siglo V antes de Cristo. La Grecia antigua era una vaga idea de colectiva defensa puntual entre ciudades minadas por rivalidades internas. Esparta, Megara, Corinto, y otras, fueron tiranías esclavistas
Por
Ramón Alburquerque / El Caribe
A partir del siglo V antes de Cristo, Atenas fue marcada por el genio de Pericles, en sus 30 años de gobierno, hizo florecer las artes, y la cultura en general, ejecutó importantes obras públicas, mejoró la vida de los ciudadanos y perfeccionó la democracia.

Siendo su cuna, la democracia tuvo graves fallas en Atenas, porque solo los propietarios podían ser ciudadanos y la esclavitud era legítima. Los esclavos eran propiedad privada, alcanzando la cifra de 150 mil entre griegos y extranjeros, para 50 mil ciudadanos que nunca realizaron labores productivas primarias.

La política de género negó sus derechos a la mujer, no obstante, la agudeza de la ateniense fue tal que muchas lograron sobresalir mediante representaciones masculinas. Para los griegos el estado fue cuestión de hombre. Y la mujer asunto de familia.

La democracia fue marca exclusiva de Atenas donde se afianzó y produjo prosperidad.
Las otras ciudades impusieron la violencia, practicando la invasión en pos de saqueo y botín. Por 30 años, Corinto, Megara, Esparta, junto a otras, libraron la Guerra del Peloponeso contra Atenas.
Finalmente sucumbió Atenas pero no sus valores.

Estas instituciones democráticas fueron asimiladas por Roma, aunque muchos valores esenciales fueron adoptados casi al final del imperio.

En tiempos modernos, renació en la vida interna de Europa, no para sus colonias. En la revolución francesa de 1789 apareció con ribetes peculiares.
El nacimiento de los Estados Unidos de América, en 1776 y 1787, impulsa el sistema, convirtiéndose esta nación en un ejemplo planetario.

Sin embargo, es el triunfo de los aliados en la Segunda Guerra Mundial, cuando en 1945, convierte la declaración Universal de los Derechos Humanos en aspiración global.

La visión de la democracia moderna es universal, exige igualdad de las personas ante la ley, sin distinción de género, edad, sexo, raza, religión, ocupación laboral, patrimonio, origen, etc.
Reconoce la dignidad humana por sus dones y atributos naturales o adquiridos.
La democracia es en sí, la institucionalización de las libertades.
La democracia es el gobierno de la mayoría con el debido respeto al individuo y las minorías.

La democracia rechaza las administraciones centrales hegemónicas, para privilegiar la descentralización de competencias y atribuciones, a favor de las regiones y los gobiernos locales. El gobierno local reside cerca de la población con fácil acceso y sencillez en sus instancias.

Las libertades religiosa y de expresión son esenciales a la democracia, por tanto, se protegen con esmero, a fin de ofrecer participación plena en la vida social, económica y política.
La democracia exige a los gobiernos pleno acatamiento del estado de derecho, con el propósito de ofrecer a los ciudadanos respeto a sus atributos.

La democracia es también diversidad, pero sustentada en principios fundamentales no en prácticas caprichosas. La universalidad de los valores nunca puede ser sacrificada en aras de la diversidad. Sobre todo, en este tercer milenio tipificado por el dominio de la información y el conocimiento.

Los pueblos han convertido la universalidad del conocimiento en reclamo de transparencia, mientras los gobernantes pierden el monopolio de la información. El individuo común maneja casi tanta información como el ministro. Todo el conocimiento humano para la democracia.

La Internet es fuente de poder para todos, la fuerza del estado al servicio de la ley.
Primeras entidades
El legendario Dracón dotó Atenas de su primer código de normas escritas, pero más tarde, un legislador noble, Solón, rediseñó el sistema draconiano, suavizándolo, hasta abolir la esclavitud por deuda, reformó las instituciones, y, conforme a su riqueza, agrupó los ciudadanos en cuatro categorías.

En el 510 antes de Cristo, Clístenes modeló las instituciones básicas de Atenas. Sobre este tema, el distinguido profesor argentino, Felipe Pigna, nos dice:

“Finalmente Clístenes, en el 510 a.C. le dio a Atenas su organización política definitiva: el Areópago, compuesto por tres miembros.
El consejo de la Bulé o de los 500 redactaba las leyes, controlaba los magistrados y se encargaba de la política exterior. La Asamblea Popular o Eclesia, la formaban todos los ciudadanos atenienses mayores de 20 años, es decir, los propietarios reunidos en el Ágora proponían las leyes que una vez redactadas por la Bulé volvían a la Asamblea para su aprobación.
El Tribunal de los Heliastas estaba compuesto por 6,000 ciudadanos mayores de 30 años y duraban 1 año en su cargo y se encargaban de administrar justicia.”
El autor es presidente del Partido Revolucionario Dominicano -PRD-

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